martes, 7 de febrero de 2012

Él le caía bien a todos mis sentidos II

Y hoy siento la necesidad de contarte, en cierta forma, lo que me está pasando.


Porque te mostré mi lado más vulnerable, más sensible, más tierno, más ingenuo, más iluso, más inocente, más femenino, más complicado, más celoso y más sincero.


Porque hice quedar en evidencia mi transparencia, mi personalidad, mi forma de ser.


Porque me hice respetar, porque me dejé llevar, porque me hice llamar mujer.


Porque me enredé entre sus cuentos, sus miradas, sus manos, sus conversaciones y hasta en sus falsas promesas.


Porque el escenario ayudó, el sol y la luna sacaron su lado mejor, y hasta las estrellas caídas desbordaban amor. La arena brilló y el mar se hizo calmo, la luna rosada quedó y el sol del agua salió.


Porque todavía no comprendí si fue real, si fue sincero. Si no lo fue, ¿por qué tengo esta tarjeta dorada guardada? Y si lo fue, ¿por qué engañó con su regreso?


Porque hoy vuelven a mi memoria recuerdos que todavía dan vueltas en mi cabeza. Vuelven, porque -una vez más- tengo dudas y preguntas, y pocas certezas.


Porque a pesar de ciertas cosas, recuerdo con una sonrisa y cuento animada mis historias.


Porque a pesar de que 'él le caía bien a todos mis sentidos', sabía -aunque con decepción- que era sólo por un rato; y en verdad lo que es sólo por un rato generalmente suele ser más asombroso y mejor; haya sido una máscara o su verdadera cara.

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