Hasta un beso puede ser indiferente

¿Qué me pasó? ¿En qué momento creí real mi fantasía? 
Porque claro, es mía, yo la inventé. Aunque... En algún punto, contribuiste. En cada palabra y en cada pregunta. 
¿Cómo dejé que esto pasara? Como dije, los sentimientos juegan también. Pero no hasta este punto, esto no lo puedo aceptar, no es un simple desliz. Llegué a creer que eramos vos y yo, que esto era totalmente posible y probable. ¿Por qué? ¿Qué me hizo creer esto? ¿Alguien me dió una señal concreta, un OK desde el otro lado? Tantas palabras pueden no importar, y hasta un beso puede ser indiferente.
Sucede que, hoy en mis casi 17 años, caigo en cuenta de que soy una fanática de las ilusiones. Si no me ilusionan, lo hago yo sola, y armo un mundo de posibilidades en el que me pierdo felizmente, y corro detrás de una pequeña esperanza. Este mundo no es mundo, es en verdad un laberinto. Hasta que un día, choco contra una de sus paredes y vuelvo a la realidad. No tengo salida, pero tengo que encontrarla rápidamente, de cualquier manera. Acá es cuando me veo totalmente perdida, y claro, me desespero. ¿Cómo pude entrar nuevamente en este juego, si sé lo que me produce? Y si.. Es como dice el Pelado Cordera: por las noches la soledad desespera, y la urgencia te puede ganar. La indiferencia mata, pero sentirte vacío es estar muerto en vida. ¿Y cómo lleno mi vacío? Con un mundo paralelo, con fantasías y deseos casi inconcretables. Y ahí volvemos al laberinto, una vez más. Cuando me despierto prometo, una, y otra, y otra vez, no volver a caer, pero sé también que no será la última vez que suceda. Hoy vuelvo a estas palabras, intentando ver las cosas como son y no como quiero que sean, viviendo el hoy y esperando sentada a que las cosas lleguen. Porque como dicen, todo llega, y además, lo bueno se hace esperar. 
Cable a tierra y conexión con lo real, siguiendo mi camino y sin esperar a nadie.